martes, noviembre 24, 2009

La Muerte de Cleopatra en el arte

Mucho se ha hablado sobre Cleopatra y uno de los puntos que se han tratado con mucho interés es el de su belleza, si acaso era hermosa o no y cuál sería su real aspecto, algunos artistas también se lo preguntaron y dejaron plasmados en los lienzos su  idea sobre Cleopatra, y uno de los temas favoritos sobre ella fue el de su muerte ...
Plutarco en "Vidas paralelas" algo dice sobre ese momento

LXXXVI Dícese que el áspid fue introducido en aquellos higos y tapado por encima con las hojas, porque así lo había mandado Cleopatra, para que sin que ella lo pensase le picase aquel reptil; pero que cuando le vio, habiendo tomado algunos higos, dijo: “¡Hola, aquí estaba esto!”, y alargó el brazo desnudo a su picadura. Otros sostienen que el áspid había estado guardado en una vasija, e irritado y enfurecido por Cleopatra con un alfiler de oro, se le había agarrado al brazo; pero nadie sabe la verdad de lo que pasó. Porque se dijo también que había llevado consigo veneno en una navaja hueca, y la navaja escondida entre el cabello. Mas ello es que no se notó mancha ni cardenal ninguno en su cuerpo, ni otra señal de veneno; pero tampoco se vio aquel reptil dentro, y sólo se dijo que se habían visto algunos vestigios de él en la orilla del mar, por la parte del edificio que mira a éste y hacia donde tiene ventanas.

jueves, noviembre 19, 2009

La Luna inspiradora


La Luna a través de los siglos a sido fuente de inspiración de los artistas, poetas, pintores que se han dejado tocar por la magia de su pálida luz esta es una pequeña recopilación y homenaje a este cuerpo celeste.( no por nada llevo su nombre)

Los beneficios de la Luna              Charles Baudelaire

La Luna, que es el capricho mismo, se asomó por la ventana mientras dormías en la cuna, y se dijo: "Esa criatura me agrada."
Y bajó muellemente por su escalera de nubes y pasó sin ruido a través de los cristales. Luego se tendió sobre ti con la ternura flexible de una madre, y depositó en tu faz sus colores. Las pupilas se te quedaron verdes y las mejillas sumamente pálidas. De contemplar a tal visitante, se te agrandaron de manera tan rara los ojos, tan tiernamente te apretó la garganta, que te dejó para siempre ganas de llorar.